Translate

JUBILEO DE LA ORDEN

Subsidio elaborado por las Monjas Catalinas de la ciudad de Córdoba, Argentina

TEMA 1: ¿SER LAICO DOMINICO?


VE Y PREDICA POR TODO EL MUNDO 

LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO



  1. MOTIVACIÓN: 

La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del
pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo
siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirgirme a
los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora
marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en
los próximos años. (Exhortación Apostólica “Evangeli Gaudium” del Papa Francisco).

"Los Laicos no son ya simples destinatarios de nuestra misión, elos
comparten con nosotros y nosotros con elos una misma responsabildad
en la comunidad cristiana".  (Fr. Damian Byrne, OP. Los laicos y la misión de la Orden)

   2.   PALABRA DE DIOS: Marcos 16, 15-18
   
  3.   ORACIÓN INICIAL.
  
 4.    DESARROLLO DEL TEMA:

I. Ser laico dominico es:

a) Ser persona “conocedora” y “vivenciadora” de su Bautismo.
Cada Laico dominico debe saber y vivenciar, cada día, la maravillosa DIGNIDAD que le ha
dado su Bautismo.

b) Ser persona que “da razón de su vocación laical dominicana”.
Todo hombre o mujer deben dar, a diario, “razón” de su vocación concreta y personal.
También el aico dominico debe dar razón de su vocación laical en el “carisma dominicano”.
¿Cómo y por qué medios?

  • La escucha de la Palabra de Dios, la lectura de la Sagrada Escritura y del Nuevo
  • Testamento en particular 
  • La participación activa en la celebración litúrgica , en la Eucaristía y en la
  • celebración del sacramento de la Reconciliación. 
  • La oración litúrgica en unión con toda la Familia Dominicana, así como la oración
  • privada, la meditación y el rosario. 
  • La conversión del corazón según el espíritu y la práctica de la penitencia evangélica. 
  • El estudio de la verdad revelada y una reflexión constante, a la luz de la fe, sobre los
  • problemas contemporáneos. 
  • La devoción a la Virgen María, de acuerdo con la tradición de la Orden, así como a
  • N.P. Santo Domingo y a Santa Catalina de Siena y otros santos. 
  • Las reuniones periódicas de Espirtualidad Dominicana. 


Los motores que mueven esta Predicación deben ser la Compasión y la Misericordia. Pero antes de ser instrumento apto y acertado de la Predicación, el laico dominico se
debe sumergir en la “Contemplación”, en el conocimiento de Dios Padre de toda la
humanidad, Dios Hijo Redentor de todos, del Espíritu Santo Santificador y actualizador
de la Redención y de la Resurreción de Jesús, de la Virgen que es abogada que
intercede constantemente, ante su Hijo por la Familia Dominicana y por su “misión”.
Para la Contemplación, el laico dominico, se debe servir del estudio, meditación y
oración de la Palabra de Dios, y del amor filial y entrañable a la Virgen María, Madre de
los Predicadores /as.

c) Ser persona que “habla con Dios o de Dios”
La expresión “hablar con Dios o de Dios” ya se encontraba formulada en el monasterio
de Grandmont en el siglo XI. Esta fórmula, por expreso deseo de Santo Domingo, fue
introducida, en el año 120, en las “consuetudines”.
Hablar con Dios es querer imitar a nuestro modelo en todo, Jesucristo, persona
orante y maestro de oración, que pasaba las noches en oración y nos mandó que
“tenemos que orar siempre sin desanimarnos” (Lc.18,1), y nos dijo que cuando nos
juntáramos para orar dijéramos: “Padre Nuestro”.
Hablar con Dios es una exigencia a cumplir por todo miembro de la Familia Dominicana,
al querer imitar a su Padre Santo Domingo, que fue el mayor “hombre de oración” del
siglo XI, pues fue “asiduo en la oración, tanto de día, como de noche. Pernoctaba
frecuentemente en oración, de tal modo que muy poco o nada descansaba en el echo”
(Fray Amizo de Milán)

Hablar con Dios es el primer requisito de nuestro lema: “Contemplar y dar a los demás lo
contemplado”.
Pero lo primero es “contemplar”.
Hablar con Dios es más fácil de explicar que practicar y vivenciar. Cuesta mucho, a los
hijos/as de Dios hablar un rato con su “papá”, con su “Abá, con su Padre.
Hablar con Dios es fruto de una fiel perseverancia a uno mismo y al Espíritu, que es el
que ora en nosotros y con nosotros, unidos a nuestra cabeza orante, Jesucristo.
Hablar de Dios: es una consecuencia lógica de la Contemplación. Si la Contemplación
se ha hecho bien, si ha sido dirgida por el Espíritu Santo, nace en el orante una
necesidad de comunicar lo contemplado. Si el orante “ha gustado lo bueno que es Dios
Padre, hay una necesidad de proclamarlo a los hermanos”, por los medios que tengamos
a mano:
Por la palabra: en la Evangelización de boca a boca, en la catequesis familiar, en la
catequesis de grupos, en la catequesis parroquial.
Por vivir según el Evangelio: siendo testimonio vivo de lo que uno conoce y sabe por la
fe. Los laicos dominicos están llamados a ser agentes vivos, activos y responsables de la
evangelización en el mundo que les ha tocado vivir y por los medios que puedan.

II. La misión del laico dominico es: “EVANGELIZAR”

1.- Jesús, el primer Evangelizador.
Jesús fue “enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”. Estaba muy preocupado y
“recoría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el
Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias”(Mt.9,35).
Su gran obsesión era anunciar el Evangelio, anunciar el Reino de Dios. Y cuando por su
simpatía y novedad, en el decir y en el obrar, la gente le quería retener, quería que estuviera más con ellos, Jesús les respondía: “También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque para esto he sido enviado. E iba predicando por las sinagogas de Judea (Lc.4,43-4).
Por eso, con gran acierto, el papa Pablo VI, en su Exhortación Apostólica “Evangeli
Nuntiandi”, afirma: “Durante el Sínodo los Obispos han recordado con frecuencia esta
verdad: Jesús mismo, Evangelio de Dios (Mc.1,1; Rom 1, 1-3) ha sido el Primero y el Más
Grande Evangelizador. Lo ha sido hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrifcio de
su existencia terrena” (n.7)
Y es el mismo Pablo VI en la citada exhortación, es el que se pregunta: “¿Qué significado
ha tenido la palabra evangelizar para Cristo?” Y responde: “Cristo, en cuanto evangelizador
anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, que es una realidad absoluta”.

“Describe la carta magna de este Reino (Mt.5,1-12); lo que se requiere para entrar en él
(Mt18,3); el que es grande en este reino (Mt.18,4; Mt.20,26-28; Mc.9,35; Lc.2,24-27;
Jn.13,12-15); la ley que deben cumplir los que pertenecen a este Reino (Jn.15,12y17).
El núcleo y centro de su predicación es la salvación, la liberación de lo que oprimen al
hombre. Por tanto las dos palabras claves de la evangelización de Jesucristo son Reino y
Salvación (n.8-10)”
Lo cierto es que Jesús daba un mensaje completamente nuevo: “Todos se admiraban de
las palabras que salían de los labios de Jesús” (Lc.4,2) “Jamás ha hablado nadie como
este hombre” (Jn.7,46)

2 ¿Qué es Evangelizar?




La respuesta la damos con estos párrafos sacados de la Exhortación Apostólica de Pablo
VI, sobre la “Evangelización del Mundo Contemporáneo”:

1.- “La tarea de la Evangelización de todos los hombres, constituye la misión esencial de
la Iglesia, una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual,
hacen cada vez más urgentes”.
2.- “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad
más profunda”.
3.- “La Iglesia existe para Evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don
de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios y para perpetuar el sacrificio de Cristo en
la santa misa, memorial de su muerte y resurección gloriosa”.
4.- “Evangelizar significa para la Iglesia levar la Buena Nueva a todos los ambientes de la
humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad”.
5.- “La finalidad de la Evangelización es, por consiguiente, este cambio interior y, si
hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza
cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir, al mismo
tiempo, la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están
comprometidos, su vida y ambiente concretos”.
6.- “¿Quién tiene, pues, la misión de Evangelizar? El Concilio Vaticano I ha dado una
respuesta clara: ‘la Iglesia entera es misionera, la obra de Evangelización es un deber
fundamental del Pueblo de Dios’ (Decreto “Ad gentes divinitus”, N°35)

3 Contenido, medios, destinatarios y agentes de la Evangelización

a) Contenido de la Evangelización:

* Hay un contenido esencial, una sustancia viva, que no se puede modificar en la
Evangelización: dar testimonio de una manera sencilla y directa de Dios.
Testimoniar que Dios ha amado al mundo en su Hijo Encarnado, y en Él ha dado a
todas las cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida eterna.
* El centro del Mensaje de la Evangelización es la clara proclamación de que en
Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación
a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios, una
salvación que comienza ciertamente en esta vida, pero que tiene su cumplimiento
en la eternidad.
* El contenido de la Evangelización también debe incluir el anuncio profético de un
más allá, vocación profunda y definitiva del hombre. Más allá del tiempo y de la
historia, más allá de la realidad de este mundo, cuya imagen pasa, más allá del
hombre mismo, cuyo verdadero destino no se agota en su dimensión temporal,
sino que nos será revelado en la vida futura.

b) Medios de Evangelización:

* Para la Iglesia, el primer medio de Evangelización consiste en un testimonio de
vida auténticamente cristiano, entregado a Dios en una comunicación que nada
debe interumpir y, a la vez, consagrado igualmente al prójimo con un celo sin
límites. “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio
que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan
testimonio” (Pablo VI).
* Otros medios de Evangelización son: “la predicación viva, la Liturgia de la Palabra,
la catequesis, la utilzación de los medios de comunicación social, el contacto
personal, los sacramentos y la religiosidad popular”

c) Destinatarios de la Evangelización

* Las últimas palabras de Jesús en el Evangelio de Marcos confieren a la
Evangelización, que el Señor confía a los Apóstoles, una universalidad sin
fronteras: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc.16,15).
La misma persecución, al dispersar a los Apóstoles, contribuyó a diseminar la
Palabra, y a implantar la Iglesia hasta las regiones más remotas. La admisión de
Pablo entre los apóstoles y su carisma de predicador de la venida de Jesucristo a
los paganos –no judíos-, subrayó todavía más esta universalidad.
* Son destinatarios de la Evangelización: “los que nunca han escuchado la Buena
Nueva, el mundo descristianizado, las religiones no cristianas, los fieles ya
creyentes para que maduren más su fe, los incrédulos, los bautizados no
practicantes, las muchedumbres humanas –pues Dios ‘quiere que todos los
hombres se salven y leguen al conocimiento de la verdad’ (1Tim.2,4) –y las
comunidades de base”.

d) Agentes de la Evangelización:

* “La Iglesia entera es misionera, la obra de la Evangelización es un deber
fundamental del Pueblo de Dios” (Vaticano I, Decreto “Ad gentes”. N.35). Por
tanto, son agentes de la Evangelización en el mundo actual: El Papa, los Obispos y
sacerdotes, los religiosos, los laicos, la familia, los jóvenes. 
* Todos son maestros de la fe. Todos reciben en el Bautismo el deber de anunciar a
Cristo. Todos deben enseñar “con palabras y con gestos profundamente cristianos”, el mensaje de Jesús. Todos deben ser evangelizadores, aunque con
diversa responsabilidad y modalidad.

e) “Evangelizar” la gran vocación de Santo Domingo de Guzmán.

Domingo de Guzmán vivió y existió para Evangelizar, que es vocación de la Iglesia y de
todos los Bautizados y Confirmados. Su gran vocación de Evangelizar Domingo la vivió
en algunas ciudades y pueblos del sur de Francia, en los que reinaba la herejía de los
Cátaros. Durante ocho años, en estos pueblos y villas francesas, “quedó Fray Domingo
solo, en la brega de la Predicación”, consagrándose más “a persuadir que a perseguir”,
consagrándose más a proponer el Evangelio que a imponerlo.
¿Cómo perpetuó Domingo de Guzmán su misión y su vocación evangelizadora?
A través de estas tres fundaciones: fundó sus monjas Contemplativas, para que sean
como “las raíces del gran árbol dominicano”; fundó el Santo Rosario, como medio eficaz
para evangelizar; y, finalmente, fundó la Orden de Predicadores (la Familia Dominicana),
que fue aprobada por el Papa Honorio I, el 2 de diciembre de 1216.

f) “Evangelizar” la gran misión del laico dominico

1.- La Familia Dominicana existe para Evangelizar
El Vaticano I, en su Decreto Ad Gentes n°.35 nos dice que: “La Iglesia entera es
misionera, la obra de Evangelización es un deber fundamental del Pueblo de Dios.
Por tanto son agentes de la Evangelización en el mundo actual: el Papa, los Obispos
y sacerdotes, los religiosos, los laicos, la familia, los jóvenes”.
Por eso, también podemos decir que la Familia Dominicana entera vive y existe para
Evangelizar. Los laicos dominicos que son miembros activos, vivos y responsables
en la Familia Dominicana, existen para Evangelizar, que es su gloria y su razón de
ser. ¿Qué medios pueden y deben usar los laicos dominicos en su misión de
evangelización?

2.- Medios del laico dominico en su Evangelización
     * La actualización de la fuerza especial que se imprimió en su alma en su
Confirmación.
El Catecismo de la Iglesia Católica señala: “La Confirmación concede una
fuerza especial del Espíritu Santo al confirmado para difundir y defender la
fe, mediante palabras y obras. La Confirmación, en efecto, imprime en el
alma una marca espiritual indeleble o “carácter”. El confirmado recibe el
poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un
cargo, es decir, como por oficio”, (Catecismo de la Iglesia Católica,
n.1303-1305)
El laico dominico al activar y reavivar esa fuerza del Espíritu Santo se ve
en la necesidad de anunciar a Jesucristo. Esta marca espirtual e capacita
para Evangelizar.
     * El testimonio coherente entre su fe y su obrar.
Al laico dominico, en su misión de Evangelización, se le exige coherencia
entre lo que cree y en su modo diario de vivir. Sus obras nunca deben
contradecir lo que predica. A este respecto son claras las palabras de
Pablo VI: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan 
testimonio que a los que enseñan, y, si escuchan a los que enseñan, es
porque dan testimonio”.
    * La Catequesis, en su familia y en su parroquia.
El laico dominico está llamado a evangelizar, a educar en la fe en su iglesia
doméstica (en su familia) y en la parroquia.
Pero toda Evangelización y educación en la fe, presupone una constante
preparación en la pedagogía y en los contenidos de la catequesis. Todo
dominico catequista necesita participar en cursos de Biblia, en escuelas
teológicas para laicos, en grupos que celebran semanalmente la Palabra
de Dios, etc.
    * Participación, activa y viva, en la Eucaristía.
Todo laico dominico debe participar vivamente en la Celebración
Eucarística de su Parroquia y hasta, si puede, pertenecer a un “grupo de
Liturgia”.
    * Contacto personal.
Otro medio de Evangelización, quizás el más al alcance de todos los laicos
dominicos, es el “contacto personal” con las personas con las que
conviven, con las personas con las que trabajan, y con las personas de los
grupos humanitarios con los que luchan por una “humanidad nueva”, la que
corresponde a los hijos de Dios.



III. Tareas, actividades y servicios del laico dominico.

1.- Empapar de actitudes y valores evangélicos las estructuras civiles en las que
trabajan.
Los laicos dominicos deben impregnar y llenar de valores evangélicos las instituciones civiles en
las cuales trabajan, sean universidades, sedes de partidos políticos, empresas, talleres,
institutos, colegios, comercios, bancos, grupos sociales, cristianos, dominicanos, parroquiales,
etc.
2.- Enrolarse en voluntariados o en ONGs que luchan por dignificar al hombre y a la
mujer de hoy, marginados por el egoísmo, el materialismo, la xenofobia, las sectas y los
fundamentalismos.
El voluntariado social nace de la misma naturaleza de la persona humana, que es sociable, es
decir, necesita de los demás para vivir y legar a ser persona en plenitud. La solidaridad es una
propiedad intrínseca de la persona humana.
El voluntariado social cristiano nace de Jesucristo, del modo que Él trató a sus contemporáneos
y de que la persona humana, según la fe, es hija de Dios y todos somos hermanos. Cristo, al
asumir la naturaleza humana, unió a todos los hombres en una profunda solidaridad al
constituirlos hermanos (Mt.23,8) y al comunicarles el Espíritu, que los hace capaces de amar a
Dios y a los hermanos (Rom.5,5). Cristo nos ha hecho hermanos para la solidaridad en el
servicio mutuo, en el amor de una Familia, por encima de razas, clases sociales, sexo. Todas
nuestras acciones solidarias y samaritanas nacen de la gratuidad del “amor primero” de
Jesucristo.
3.- Ser los actuales “samaritanos”, llenos de compasión y solidaridad
Los laicos dominicos de hoy deben ser, sobre todo, samaritanos, personas con un corazón lleno
de compasión y unas manos siempre abiertas para socorrer y ayudar, sin dar rodeos, ante los
problemas y necesidades de sus hermanos, imitando a Santo Domingo, su Padre.

“Enterarnos de las calamidades que asolan nuestro mundo –dice Fr. Felicísimo Martínez, O.P. – puede producir conmiseración o sentimiento de que algo de culpa se tiene de esas
desgracias. Pero con esto no se remedia nada. Sólo cuando la vida nos ha acercado a la
víctima y su desgracia, aumenta la compasión y ayuda a comprender el drama de todas las
víctimas”.
Pueden ser ‘lugares de compasión’ para el laico dominico, entre otros, los siguientes: - Los pobres con todas las secuelas de la pobreza; hambre, indefensión, marginación, violencia, racismo, etc. - Colectivos, víctimas de la pobreza; emigrantes, cesantes, exiliados, ancianos, indígenas, negros, mujeres maltratadas, niños sin hogar, niños prostituidos. - La guerra, el terrorismo y sus víctimas; muertos, heridos, desplazados, refugiados, presos políticos, etc. - Los que han perdido el sentido de la vida por el consumismo alienante, las drogas, las sectas, los cultos esotéricos, el sexo pasatiempo.

El teólogo dominico Fr. Felicísimo Martínez, distingue tres clases de compasiones: 
 Compasión desde arriba o mirando por encima del hombro. Esta compasión humilla al
compadecido y desconoce su dignidad. No es propiamente compasión. 
 Compasión asistencial: Obras de Misericordia; es ejercer la misericordia con los
desnudos, los enfermos, los huérfanos, los ancianos, los niños sin hogar. Las obras de
misericordia son una forma de ejercer la compasión. Son la expresión de unas “entrañas
de misericordia”. Pero al practicarlas hay que evitar dos riesgos: crear dependencias en
los asistidos, bloqueando el proceso de crecimiento, e instrumentalizarlos, perpetuando
así la injusticia. 
 Com-pasión signifca “padecer con”, padecer al mismo tiempo. Para legar a este nivel de
com-pasión es necesario escuchar y mirar de frente al compadecido, es hacerse cargo de
su situación o tomar sobre sí sus cargas, ponerse en sus zapatos, intercambiarse por el
preso o hacerse pobre. Para vivir hoy la “compasión dominicana” es preciso entrar de
leno en la dinámica de la solidaridad con las víctimas. Esta dinámica implica :
   a) Una cercanía a la víctima (inserción). 
   b) Un análisis crítico de la realidad social, para identifcar las raíces de la injusticia
(análisis social).
   c) Una lectura de la situación desde la Palabra de Dios (reflexión teológica).
   d) El compromiso a favor de la solidaridad (miltancia).
   e) Caer en la cuenta y experimentar que la gratifcación de la solidaridad compensa, con
creces, el costo del dolor y sufrimiento, que leva consigo la com-pasión. (Encuentro
Dominicano XXI de Caleruega).

5 COMPARTIR

Leer Todos somos discípulos misioneros (19-121) de la Exhortación Apostólica “Evangeli
Gaudium” Del Papa Francisco

¿Cuál diríamos que es el estilo de vida que se nos propone como laico dominico?
¿De qué modo, dónde y a quienes estamos evangelizando cada uno de nosotros ahora?
¿De qué manera concreta podemos decir que vivimos solidaria y compasivamente?

6 ORACIÓN FINAL  

7  BIBLIOGRAFÍA

 Ángel Dávila – Marcela Serano, ¿Qué es ser “Dominico/a seglar”? Celebraciones vivas de
“Santos y Santas Dominicos/as”, nº 19 (Caleruega), Burgos, 200.
 Alfonso Esponera, OP, Laicos Dominicos en América Latina ¿Los olvidados de siempre?
Subsidios OP, nº 16. Santiago de Chile, 195. 
 ConcilIo Vaticano I. Decreto “Ad gentes ”, N°35
 El Catecismo de la Iglesia Católica n.1303-1305
 Pablo VI, en su Exhortación Apostólica “Evangeli Nuntiandi” 
 Exhortación Apostólica “Evangeli Gaudium” Del Santo Padre Francisco



No hay comentarios:

Publicar un comentario